Las mámoas

Uno de los hechos más relevantes que caracterizan el paisaje gallego, junto con los castros, son las mámoas. Las mámoas, a nivel genérico, se ubican en lugares altos pero a la vez planos para que se puedan ver desde diferentes puntos geográficos, su cronología varía según las zonas pero se enmarcaría dentro de la era del megalitismo.

En este artículo intentaré presentar algunas generalidades sobre el megalitismo en Galicia y en particular sobre las tumbas megalíticas que se encuentran esparcidas por nuestro territorio.

La aparición de este fenómeno sigue siendo objeto de debate. Para los investigadores británicos se debe a una tradición mesolítica. Para Colín Renfrew es debido a que «el mejoramiento agrícola llevaría a un aumento de la población al mejorar la calidad de vida, por lo que habría emigración en busca de nuevos territorios. En estos territorios se construirían grandes megalitos como marcas de dominación y propiedad». El megalitismo no es solo una construcción de grandes piedras sino que también incluye elementos como el hombre, el espacio y el comportamiento humano.

La fecha aproximada de la aparición del megalitismo sería alrededor del IV milenio antes de Cristo, y como apunta Rodríguez Casal aquí en Galicia, estaría relacionado con la penetración de grupos humanos procedentes de Portugal.

Geológicamente, las mámoas suelen ubicarse en lugares donde predomina la materia prima para realizar las construcciones. Topográficamente y tomando como referencia a López Cuevillas, las mámoas «se ubican en zonas ligadas a una economía ganadera propia de la sierra media». Dado el factor religioso y social, la función monumental de las mámoas sería ubicarse en las cimas de los cerros para vislumbrarse desde lejos integrándose así en el paisaje, humanizándolo y sirviendo de «marca de territorialidad». La frase acertada sería «tumbas para los vivos», dicho por Fleming.

Según López Cuevillas «son las mámoas marcas de tierra, o de tierra y piedras, casi siempre de forma llegada al hemisferio, que señalan y cobijan al mismo tiempo, el lugar de uno o varios enterramientos». Esta definición puede ser válida aunque en el fondo hay muchas más complejidades.

Los mamoas de este Ayuntamiento, y de manera general, están muy mal conservadas, ya sea por la acción del hombre o bien por la erosión. Estos miden entre 10 y 15 metros de diámetro, pero suelen tener entre 15 y 30 metros.

En el mapa adjunto se pueden localizar perfectamente las principales mámoas de este Ayuntamiento, eso sí, todos sin excavar.

En el nivel superficial, su descripción sería solo la de un montículo de tierra que se colocó allí para una función determinada. Pero, se sabe que no solo es tierra sino que debajo hay una serie de piedras colocadas de tal manera que intentaré describir más adelante. Decir que la mayoría de ellos fueron arrancados tanto en el siglo pasado como a principios del presente debido a que la gente creía que contenían oro.

Las mámoas pueden ser de diferentes tipos, siendo más habituales las que son de tamaño normal sin corredor. La descripción tipológica sería la siguiente: la parte principal estaría formada por una serie de piedras que se colocarían verticalmente en círculo y sobre estas se colocaría una gran losa a modo de techo (hoy se puede ver sobre cada montículo una especie de cráter porque se quitó la losa del techo al cortarlas).

Aunque hay investigadores que creen que las mámoas tendrían un fin de demarcación territorial o que tendrían relación con algún tipo de ritual mágico, la función funeraria sería la primordial (ya que es donde se enterraban a los muertos), pero iría junto a la seña de identidad y a marcar los territorios de los grupos humanos de manera determinada. Para cumplir la función funeraria se dejarían las ofrendas funerarias al difunto para que le fuera más fácil viajar al otro lado (herramientas, armas, etc.).

«Para cumplir con la función funeraria, se dejarían ofrendas funerarias a los muertos para que el viaje al otro lado les fuera más fácil.«

Entramos así en otro asunto como son los materiales que se pueden encontrar en las mámoas. En general, estos suelen ser pobres debido al saqueo de los mismos y al mal estado de conservación de muchos. Pero también hay casos (fuera de este Ayuntamiento) donde se han encontrado ricos axuares. El material lítico que se puede encontrar puede ser de diferentes tipos: por un lado está el material óseo, es decir, los huesos de las personas enterradas en la cámara funeraria; por otro lado estaría el material lítico de la industria, es decir, raspadores de huesos pequeños, puntas de flecha, piedras raspadas, etc. y quizás el más importante, la cerámica representada en vasijas, tazas, etc. En los montículos que se supone son más importantes, también se pueden encontrar pequeños fragmentos tallados en oro u otro metal.

Respecto a las mámoas de este Ayuntamiento, cabe destacar, y tomando como fuente a López Cuevillas, en una de las mámoas de Xirazga se encontró un hacha de piedra pulida que actualmente se puede ver en el Museo Arqueológico de Ourense. No se puede decir nada sobre el resto de los montículos, ya que carecen de prospecciones y excavaciones petroleras. De todos modos, en mi opinión, los más importantes son los que están cerca de Garfián ya que están juntos y tienen una orientación Norte-Sur y pueden estar relacionados con algún tipo de creencia mágica.

En conclusión, vale recordar que los constructores de las mámoas no solo se preocuparon por la muerte sino que también vivieron e hicieron su propia historia. El tipo de ocupación sería el de hábitat disperso con vida nómada o seminómada. Pero también habría grupos sedentarios dedicados tanto al pastoreo como a la agricultura itinerante. De esto se deduce la capacidad de adaptación al entorno de estos grupos humanos reducidos en número y sin complicada estructura social.

Como colofón insertaré un párrafo de Rodríguez Casal en el que dice lo siguiente: «quizás no pudimos entender muchos aspectos de la idiosincrasia del gallego, el por qué de las estructuras sociales de nuestro país o la singular y singular ocupación actual del territorio, el minifundio». nuestros canteros rurales, o incluso un montón de leyendas, tradiciones y sentimientos, sin remontarnos a ese pasado, cuando el hombre humanizará el paisaje por primera vez en la historia con la construcción de miles y miles de monumentos en grandes piedras , una indicación simbólica y al mismo tiempo tangible de permanencia y eternidad «.